Jorge Monteleone sobre Intimidad del mundo, de Cecilia Eraso


Sobre Intimidad del mundo, de Cecilia Eraso
zindo & gafuri, 2014





Un sujeto conciente del mundo. Allí donde se halla eso que sangra, lo que se incendia, lo que golpea. Un sujeto que reconoce la exclusión, que se excluye. Eso que está excluido, que es exterior, forma parte de la lengua y parte de la mirada. Y la mirada poética también mira lo que no está. ¿Qué incluir en la exclusión? ¿La intimidad? No: no hay intimidad en este mundo. Lo que hay es intimidad del mundo en lo íntimo. "Como una vida que pareciera depender tan solo / de ese ruido de porotos royal canin / golpeando el plato plástico". EN la intimidad misma del yo está el mundo. "Un pequeño mundo que se estrecha". Lo que se incluye es el poema. ¿Cómo habla el poema en este tiempo sin intimidad o de una intimidad que es pura exclusión? Porque ahora todo es exterior, ahora too excluye, incluso el yo. Y el yo solo puede ser íntimo en el mundo de la extimidad: solo la intimidad del mundo puede hacer hablar una pantomina de intimismo. Por eso el libro comienza con un crimen que parece que se elude: "no todo es crónica del crimen de Almagro" y cierra diciendo "vos acordate de traerme un crimen".
En este libro todo está abandonado: un animal rascando piedras en busca de lo masticable, un chicle en la boca de un pibe que susurra hasta cuando está callado, una uña rota... y todo eso abandonado hace ruido. El mundo de los ruidos. Y allí también se oye la intimidad del mundo. Y un modo de incluirse allí es hablar en el poema acerca de lo atroz y tomar el atajo del habla. "Es una plegaria, una cosa que ninguno / de nosotros hace". Y otro modo es hacer. Por ejemplo, hacer cosas con las manos. O hacer un libro de poemas. La acción es la única forma del habla en medio del ruido. La poesía es esa acción silenciosa en medio del ruido. El poema se transforma en el mantra de la acción.
"No hay otro mundo, enterate / es este" dice al final de poema 12. Y en este mundo no hay intimidad posible salvo la inclusión del poema en la intimidad del mundo. Hacer silencio como si se hablara. Y hablar como si se hiciera algo con las manos. Volver aquí en medio del ruido. Eso es lo que llamaba Pasolini una desesperada vitalidad. 



Jorge Monteleone









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