Sobre Mitológicas pájaras en vilo, de Adriana Romano


Prólogo
Ala pieles de culebra


Iba a ser un texto “al alimón”, pero no salió. Tampoco éste es un cadáver exquisito, más bien es una criatura nueva, bien viva, compuestas por varios cuerpos, con sus voces, que intentan vestir este libro. Vestirlo, cubrirlo y descubrirlo. Como una piel, que además pueda perderse, cambiarse. Un pasado que se abandona, electivamente, como la memoria. Así se hizo entonces este prólogo, despellejando y descubriéndole las pieles y los pliegues a la poesía de Adriana.
La mecánica la trae el mismo texto, y la imagen también. Ciertamente fue una propuesta de trabajo. Hablando de pájaros y de seres alados, hubo una consigna común y concreta de escribir sobre las cigüeñas, y la respuesta de Adriana fue una personificación de las culebras, enemigas naturales de aquellas y de la farsa feliz de la creación.
La fuerza de la respuesta viene además acompañada de una emoción, un gesto, una reacción: la sorpresa, el asombro ¿Qué pasa cuando esperando a la cigüeña se acerca una culebra? ¿Acaso no es esa una propuesta de vida, también?

¿Qué late dentro?
La pregunta insiste en los textos, en los escenarios que se dibujan, en los instantes urbanos donde la denuncia del lugar común tiene algo de resistencia, ironía, revuelta, manifiesto –No me sirve, no quiero la memoria. Hay un tiempo que fluye de otro modo, nos arrastra desde el mito, el origen, todo ese pasado que me sopla, hasta el vilo: en esa deriva, en ese desandar su mirada perforante se vuelve un ojo que consigue ver el desvelado cielo: un cielo que abarca un territorio global, un mundo que estalla, violento, consumista. La mugre, lo sucio devienen elementos que insisten, necesarios.
Ahí la pregunta por el amor, hasta dónde. Ahí la culebra desbaratando la perpetuidad, la identidad cuestionada. Ahí también el deseo, entramado con lo negro fértil, lo que se gesta, las alas que descansan para mirar el mundo/brotando; un universo en calma donde hay un sitio exacto para todo, donde lo abierto se juega en un despertar.

¿Cómo incorporar alas en aras de otras lógicas para entender el mundo? Valerse de los mitos heredados, dejar que actúen en el cuerpo hasta que la voz alcance: MITOLÓGICAS  propias. Acudir a la animalidad para nombrar el amor y preguntar por sus límites. Estrategias que la memoria elije, imagina hilos conductores de poema a poema,  donde el tiempo pierde linealidad. Ahí la invención. Ahí una poética de  PÁJARAS en vuelo político, y para estar a la altura de lo humano resulta necesario reptar como culebras, serpentear entre los hedores de lo putrefacto, atentas a la mugre burguesa pero sin perder la lírica de las aves. Lírica aérea que numerando desnaturaliza las grandes o pequeñas violencias cotidianas. Matemática que no cierra, conteo que nos devuelve la pregunta sobre el origen, nos da cuenta que somos más que la identidad que nos dieron. Eso más aletea y nos alerta, ante el falso divertimento  que nos mantiene EN VILO,  en un mundo que nos sucede y capitales que no dejan de acumularse.
No es un cuento, no se parte en 3 el libro, bien podría multiplicarse, 9 es número mágico ¡Se libra!

Librarse de una vida para alcanzar las otras, salir de los mandatos, hacer que el vuelo sea rasante para tocar los otros cuerpos, sus muertes y encontrar, en el vilo, la irrigación palpitante y explosiva que puja en cada pliegue de una baldosa.


En el vuelo
Romina Freschi, Caro Garcia Vautier, Águeda Pereyra

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